Estoy triste, y esperando la llamada de aquel niño jirafa que nunca me ha suspirado en la nuca. Esperando encontrar la belleza en el sonido de "púrpura". ¿Tu la encuentras? Yo, creo que sí. Escucha: Purrrpuraaaa. Puuuuuurrrrpuraaaa. Suena lindo. Suena como un almohadon morado en el que descansaría tu cabellera, tu cuello, tu cabeza. Pero no pasa nada. No digo nada. No es el contexto.

Estoy triste, por mi cerebro, terregozo y triste, por mis dedos de los que no sale nada bueno, por mis ojos desencantados. Y tu ya te cansaste de que te chiquée, ya no es novedad. He perdido mi encanto de niño. Cada vez hablamos menos, cada vez anhelas más a los demás. Mejor me voy, solo me gustaria desvanecernme, como una sombra, fuera de tu recuerdo.

Nada. No me llama el niño jirafa. No me llama el perro andaluz. No me llaman las sombras oscuras de los pajaros que salen de mi craneo. Todos se van, unos cuantos permaneces, pero solo así, como los pajaros, que solo dejan sus sombras revoloteando a mi alrededor, hurgando en mis costillas.
Ya no hay más. No quiero más. De nada. De nadie. Anhelo esa insanidad que me recataba de la locura. Deseo no ser más esta carne cotidiana y triste. Me clavaré escribiendo cosas depresivas y oscuras. Hablare de fetos de niños muertos que se añejan en interiores densos. Hablare del ambar del liquido amniotico. Hablaré de putrefacción. Hablaré de ignominia. Hablare de la muerte, del suicidio, de jalar el gatillo una y otra y otra vez, de vestirme con ropitas negras, de sentirme no deseado; hablare de todo y luego, me quedaré callado.

Guacala. Yo no soy para esa cursileria facilista y rebuscadamente snob. Quiero cursileria sencilla, con sabor a paleta dfe fresa, suave al tacto, quiero caricias, quiero deshacerme de mi para empezar de nuevo, viviendo lejos de aqui, del asco, vivir de tu mano y caminar en una ciudad clara, brillante, donde no estemos nadie más que tu y yo, donde seas capaz de hacer un maldito esfuerzo... que no te cueste trabajo. Algo que aqui te cuesta tanto. ¿Te cuesta tanto trabajo entenderlo? Supongo que ya te has hartado de mi. Estoy cansado. No recordaré. No haré cuentas. Solo dejaré que hagas lo que quieras. No voy a evitar que me quieras menos. Esperame en las escaleras. No corras. Dejame abrirte la puerta. Te estás cansando de que te lo pida. No evitare que me quieras menos. Haga lo que haga. Hoy ya solo cantó un adios que no te importará por la razones correctas, sino por algunas otras que aun ahora apenas comprendo. Hoy ya solo canto a diario, todas las horas, un adiós prolongado, solo esperando que mires mis ojos vidriosos y me dejes despedirme. Solo espero a que dejes de mirar por la ventana y me mires a mi. Te quiero.
...Adiós.

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