Queja, manifiesto, panfleto petitorio literario contemporáneo, simple fluir de conciencia... (I)
Quisiera tener un hijo. Sí. Me vale madres ser o no ser como los demás pseudo hombres que andan rondando por ahí, en las calles, en los cables telefónicos, en las redes informáticas. Me vale. Yo quiero tener un hijo. ¿Por qué? Simple. Necesito una razón más para vivir. Una razón mas para ser feliz. Una razón más, como lo es mi esposa. Si. Tengo esposa, ¿No lo sabían? Bueno.... Sorpresa. Estoy casado. Casi. Además de todo soy un eyaculador precoz con bajo conteo espermático. Solo lo menciono como dato cultural. Por eso amo a mi esposa, porqué aun así está conmigo. Está bien está bien, se que yo elegí amarla... pero elegí amarla a ella porque no me quedó más. No me quedaron mas opciones. Sé que suena crudo, pero es totalmente realista e incluso romántico. La amo, a ella, porque yo no podría hacer otra cosa. Ella es una cosa hermosa que me adelanta casi por cinco años. Yo tengo una obsesión malsana por sus pezones finos, su mirada clara y su sonrisa. Los vellos de su pubis son también bastante adorables. Y lo que hay debajo de ellos, cerca de su vientre. Ahora yo tengo casi veinticuatro años y ella unos pocos más. Saquen cuentas ustedes, sino, es capaz de pedirme el divorcio. De todas formas lo del casamiento y divorcio es lo mismo, es solo un decir, una farsa. Vivimos juntos desde hace aproximadamente dos años. Un año después de que yo consiguiera empleo de maestro en un colegio, me mudara a un departamento cedido para mí a medias por mis padres y me dedicara, además de a la enseñanza, a la escritura. En realidad vivimos arrejuntados, más que otra cosa. Aún trató de hacerme de un nombre dentro del ámbito literario de este país, pero quizá muy tarde me he dado cuenta de que no hay tal ámbito en nuestro amadito México, al menos no de una manera social y masiva. Es cierto que existen varios autores que se han hecho de fama, que aparecen en revistas circulación nacional y amplio tiraje, que forman sus propias editoriales, etcétera, pero desde hace varios años ya, la lectura se ha vuelto una costumbre totalmente underground dentro del ambiente cultural nacional. Siendo más especifico, hablo de la lectura de obras de autores nacionales, para no ser tan drásticos, aunque sé que es una afirmación realista la que acabo de hacer hace pocos renglones.
Es bien sabido que todos los que más o menos nos consideramos lectores tuvimos que haber pasado nuestra mirada alguna vez por lo menos sobre las obras de Poe, Nietzche, Schopenhauer, Poe, Borges y muchos autores básicos para el snobismo y la cultura en general más, sin embargo, la literatura contemporánea nacional es casi totalmente ignorada. Autores como los que escriben actualmente en el espacio electrónico y si, aún underground de los blogs (siendo quizá este su verdadero espíritu y encanto), siguen sin encontrar un espacio literario del cual vivir, con el cual mantener una vida medianamente justa. ¿Porqué hablo de justicia para los escritores? Simple: porque un escritor debe de encontrar, principalmente, para dedicarse de manera profesional a las letras, su forma de escritura, debe de plasmar las cosas según su propia percepción, su forma de arte. Al menos eso según mi manera de entender la literatura y su proceso creativo. Esto, una vez logrado nunca puede ser igualable, debido al principio de que todo ser humano cuenta con una identidad única y que, aunque cambiante y moldeable, definida.
Un contador nunca podrá realizar una cuenta según sus estatutos matemáticos. Un arquitecto nunca podrá planear una inmueble según sus propias leyes físicas, de gravitación universal, de resistencia de suelos, etcétera... un químico nunca podrá.... lo que sea... el punto está entendido: Solo el escritor y el artista en general son capaces de reconstruir e incluso deconstruir lo que hacen, mundos completos, lenguajes y codificaciones enteras, utilizando sus propias reglas, sus propias ideologías. Cada letra que escribe un autor es única, ya que su contexto, de una diversidad distinta al de los de más autores, cuanta con una gran riqueza y un acervo cultural del que se sirve y ha alimentado durante varios años cuando menos. Ninguna profesión puede ser tan irrepetible según su exponente como lo es la literatura. Las artes en general cuentan con esa particularidad, pero en sí, más específicamente la literatura es la que, por excelencia, por lógica y por meritos propios es capaz de crear de forma mas sublime mundos diversos y únicos, atmósferas inenarrables, etc. que hacen de cada autor y su obra una pieza única y artesanal. Entonces ¿Por qué los literatos mexicanos son tan menospreciados? ¿Porqué en México aún se sigue menospreciando la identidad propia y la individualidad?. Además claro de la falta de sed de cultura (o simple ignorancia), falta de sed de enriquecimiento mental y espiritual, de apertura a otras ideologías, a los mexicanos nos cuesta aceptar nuestra identidad y la de nuestros semejantes, mexicanos también. Eso se traduce casi siempre en confusión, en poca capacidad para concretizar en un estilo, ya sea elegido para reproducir o simplemente para tomar como preferido, como gusto personal. Además en nuestro país se paga mejor un trabajo disciplinado que uno ingenioso, pero lo que se ignora es que el trabajo literario también es disciplinado o debe de serlo. Se necesitan profundos procesos de autoconocimiento y autoaceptación para encontrara algún día la propia identidad literaria ¿Cómo se llega a ella? Trabajando, no hay mas. Escribiendo. Los autores modernos nos somos haraganes mantenidos, no somos yuppies, hijos de papi: somos gente que se ha decidido arriesgar, que ha decidido buscar en si mismos la forma de vida, la inspiración, los sueños, lo irrepetible. Pero cada ser humano es irrepetible. La labor del autor es descubrirse a sí mismo mediante la practica, la disciplina, entonces ¿Porqué es ignorada así, de esa forma, la literatura mexicana moderna? Y no solo la nacional, toda la literatura en general. Porque nadie entiende lo que acabo de explicar (o que al menos intento hacerlo): Quiero tener un hijo que diga “Mi papá es escritor” Y no se avergüence de ello. ¿Cuando volverán a ser las letras una profesión noble y digna y no un lugar común en donde se refugian los mamarrachos y drogadictos? Cuando cambie esta visión. Cuando se abran los espacios y la cultura. Que mi hipotético hijo se avergüence de mis textos está bien, yo lo hago, pero lo que no puede nunca estar bien es que se avergüence de su contexto literario. Casi siempre así sucede, debido a las clasificaciones sociales (nerd, geek, fresa, rocker, punk, etc etc), pero no por eso está justificado. Quiero un hijo. Ya lo dije. Un hijo al que no le den miedo la cultura ni las convicciones de los padres. Que solamente los quiera, escuche sus opiniones, forme su criterio y a partir de ello construya sus opiniones, propias. Así quiero un hijo. Que no se ande con mamadas y lea mucho sin ser excluyente tanto con los autores como con los pseudo lectores que pudo haber conocido o puede conocer. ¿Qué haré para lograr esto? Escribir, escribir, escribir. Tonterías. Fluir de pensamiento, etc. A diario. De doce a.m. a cinco a. m. Luego dicen que los escritores no tenemos disciplina. Ja. Yo le llamo disciplina, y si no lo es, al menos es esfuerzo, empeño, constancia. Cosas que no pueden ser dañinas para ninguna profesión. Au cotraire. Sigo buscando un espacio, un lugar donde lo que hago valga algo, valga como para al menos ayudarme a vivir, y eso es algo con lo que todos los autores medianamente contraculturales, los mas honestos, los propositivos y que no se traicionan fácilmente, los que aún van comenzando tienen que luchar. Tenemos que. Está bien. Es normal. Solo que no tendría que ser tan difícil.
Quisiera tener un hijo. Sí. Me vale madres ser o no ser como los demás pseudo hombres que andan rondando por ahí, en las calles, en los cables telefónicos, en las redes informáticas. Me vale. Yo quiero tener un hijo. ¿Por qué? Simple. Necesito una razón más para vivir. Una razón mas para ser feliz. Una razón más, como lo es mi esposa. Si. Tengo esposa, ¿No lo sabían? Bueno.... Sorpresa. Estoy casado. Casi. Además de todo soy un eyaculador precoz con bajo conteo espermático. Solo lo menciono como dato cultural. Por eso amo a mi esposa, porqué aun así está conmigo. Está bien está bien, se que yo elegí amarla... pero elegí amarla a ella porque no me quedó más. No me quedaron mas opciones. Sé que suena crudo, pero es totalmente realista e incluso romántico. La amo, a ella, porque yo no podría hacer otra cosa. Ella es una cosa hermosa que me adelanta casi por cinco años. Yo tengo una obsesión malsana por sus pezones finos, su mirada clara y su sonrisa. Los vellos de su pubis son también bastante adorables. Y lo que hay debajo de ellos, cerca de su vientre. Ahora yo tengo casi veinticuatro años y ella unos pocos más. Saquen cuentas ustedes, sino, es capaz de pedirme el divorcio. De todas formas lo del casamiento y divorcio es lo mismo, es solo un decir, una farsa. Vivimos juntos desde hace aproximadamente dos años. Un año después de que yo consiguiera empleo de maestro en un colegio, me mudara a un departamento cedido para mí a medias por mis padres y me dedicara, además de a la enseñanza, a la escritura. En realidad vivimos arrejuntados, más que otra cosa. Aún trató de hacerme de un nombre dentro del ámbito literario de este país, pero quizá muy tarde me he dado cuenta de que no hay tal ámbito en nuestro amadito México, al menos no de una manera social y masiva. Es cierto que existen varios autores que se han hecho de fama, que aparecen en revistas circulación nacional y amplio tiraje, que forman sus propias editoriales, etcétera, pero desde hace varios años ya, la lectura se ha vuelto una costumbre totalmente underground dentro del ambiente cultural nacional. Siendo más especifico, hablo de la lectura de obras de autores nacionales, para no ser tan drásticos, aunque sé que es una afirmación realista la que acabo de hacer hace pocos renglones.
Es bien sabido que todos los que más o menos nos consideramos lectores tuvimos que haber pasado nuestra mirada alguna vez por lo menos sobre las obras de Poe, Nietzche, Schopenhauer, Poe, Borges y muchos autores básicos para el snobismo y la cultura en general más, sin embargo, la literatura contemporánea nacional es casi totalmente ignorada. Autores como los que escriben actualmente en el espacio electrónico y si, aún underground de los blogs (siendo quizá este su verdadero espíritu y encanto), siguen sin encontrar un espacio literario del cual vivir, con el cual mantener una vida medianamente justa. ¿Porqué hablo de justicia para los escritores? Simple: porque un escritor debe de encontrar, principalmente, para dedicarse de manera profesional a las letras, su forma de escritura, debe de plasmar las cosas según su propia percepción, su forma de arte. Al menos eso según mi manera de entender la literatura y su proceso creativo. Esto, una vez logrado nunca puede ser igualable, debido al principio de que todo ser humano cuenta con una identidad única y que, aunque cambiante y moldeable, definida.
Un contador nunca podrá realizar una cuenta según sus estatutos matemáticos. Un arquitecto nunca podrá planear una inmueble según sus propias leyes físicas, de gravitación universal, de resistencia de suelos, etcétera... un químico nunca podrá.... lo que sea... el punto está entendido: Solo el escritor y el artista en general son capaces de reconstruir e incluso deconstruir lo que hacen, mundos completos, lenguajes y codificaciones enteras, utilizando sus propias reglas, sus propias ideologías. Cada letra que escribe un autor es única, ya que su contexto, de una diversidad distinta al de los de más autores, cuanta con una gran riqueza y un acervo cultural del que se sirve y ha alimentado durante varios años cuando menos. Ninguna profesión puede ser tan irrepetible según su exponente como lo es la literatura. Las artes en general cuentan con esa particularidad, pero en sí, más específicamente la literatura es la que, por excelencia, por lógica y por meritos propios es capaz de crear de forma mas sublime mundos diversos y únicos, atmósferas inenarrables, etc. que hacen de cada autor y su obra una pieza única y artesanal. Entonces ¿Por qué los literatos mexicanos son tan menospreciados? ¿Porqué en México aún se sigue menospreciando la identidad propia y la individualidad?. Además claro de la falta de sed de cultura (o simple ignorancia), falta de sed de enriquecimiento mental y espiritual, de apertura a otras ideologías, a los mexicanos nos cuesta aceptar nuestra identidad y la de nuestros semejantes, mexicanos también. Eso se traduce casi siempre en confusión, en poca capacidad para concretizar en un estilo, ya sea elegido para reproducir o simplemente para tomar como preferido, como gusto personal. Además en nuestro país se paga mejor un trabajo disciplinado que uno ingenioso, pero lo que se ignora es que el trabajo literario también es disciplinado o debe de serlo. Se necesitan profundos procesos de autoconocimiento y autoaceptación para encontrara algún día la propia identidad literaria ¿Cómo se llega a ella? Trabajando, no hay mas. Escribiendo. Los autores modernos nos somos haraganes mantenidos, no somos yuppies, hijos de papi: somos gente que se ha decidido arriesgar, que ha decidido buscar en si mismos la forma de vida, la inspiración, los sueños, lo irrepetible. Pero cada ser humano es irrepetible. La labor del autor es descubrirse a sí mismo mediante la practica, la disciplina, entonces ¿Porqué es ignorada así, de esa forma, la literatura mexicana moderna? Y no solo la nacional, toda la literatura en general. Porque nadie entiende lo que acabo de explicar (o que al menos intento hacerlo): Quiero tener un hijo que diga “Mi papá es escritor” Y no se avergüence de ello. ¿Cuando volverán a ser las letras una profesión noble y digna y no un lugar común en donde se refugian los mamarrachos y drogadictos? Cuando cambie esta visión. Cuando se abran los espacios y la cultura. Que mi hipotético hijo se avergüence de mis textos está bien, yo lo hago, pero lo que no puede nunca estar bien es que se avergüence de su contexto literario. Casi siempre así sucede, debido a las clasificaciones sociales (nerd, geek, fresa, rocker, punk, etc etc), pero no por eso está justificado. Quiero un hijo. Ya lo dije. Un hijo al que no le den miedo la cultura ni las convicciones de los padres. Que solamente los quiera, escuche sus opiniones, forme su criterio y a partir de ello construya sus opiniones, propias. Así quiero un hijo. Que no se ande con mamadas y lea mucho sin ser excluyente tanto con los autores como con los pseudo lectores que pudo haber conocido o puede conocer. ¿Qué haré para lograr esto? Escribir, escribir, escribir. Tonterías. Fluir de pensamiento, etc. A diario. De doce a.m. a cinco a. m. Luego dicen que los escritores no tenemos disciplina. Ja. Yo le llamo disciplina, y si no lo es, al menos es esfuerzo, empeño, constancia. Cosas que no pueden ser dañinas para ninguna profesión. Au cotraire. Sigo buscando un espacio, un lugar donde lo que hago valga algo, valga como para al menos ayudarme a vivir, y eso es algo con lo que todos los autores medianamente contraculturales, los mas honestos, los propositivos y que no se traicionan fácilmente, los que aún van comenzando tienen que luchar. Tenemos que. Está bien. Es normal. Solo que no tendría que ser tan difícil.
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