Metaalegata en favor de la metaridiculez
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Introducción (y sin lubricante).
Recibí unos recados en mi tag... de un supuesto Jayme, qué, ahora sé, no es más que un(a) impostor(a) de el verdadero Jayme (uy si, lo sospeché desde un principio, soy sherlock). Que ocio el mío el de querer aclarar el asunto. No... en realidad no tengo la más mínima intención de hacerlo.
En lo que me debatía entre las opciones de si me importaría en realidad la veracidad de el texto, el nivel de irracionalidad de este o el engañarme a mi mismo con hipótesis malsanas, decidí , porque ya estaba en eso, reflexionar en lo pendeja y poco analítica que resultó ser la lectura de mi texto A mi me gusta mucho Sinatra, la verdad, una lectura pendeja y poco analítica por ser en exceso seria y científica (eeeei, o ¿inteligente y analítica?) De cualquier forma, muy seria y solemnemente, me di a la tarea de responder a tan profundas evidencias de comportamientos humanos disfuncionales con una disertación de lo mas elevada en sus niveles de tolerancia a la presión al sumergirse en capaz de desechos agridulces. Mientras entendía que todo era un berrinche, la seriedad extrema se apoderó de mi, y por momentos odié a los esnobs como yo, a los mediocres como yo, a los inútiles, como yo, y a los cínico y sentiditos, si, como yo. Entonces, para defenderme de mis mismos yoós, pensé en lo poco serio que yo resultaba ser para quien me leía y me sentí culpable. Fue entonces cuando de veras, pero en serio, comenzó mi
disertación acerca de como...

Tanto la estética kitsch como las ideas literarias que se presentan en textos más que buenos de autores como Easton Ellis, Apollinaire, Monzó, Bukowski, Kerouac, Cortázar. Bretón y, por qué no, Fadanelli, Villarreal y Yepez (entre otros muchos blogueros y no blogueros mexicanos: Cabral, Lemus, etc) tienen como uno de sus principales motores la autosatirización irreverente aunque no expresamente manifiesta. Este tipo de burla, en parte hacia los lectores, su público, y en parte hacía si mismos no constituye, sin embargo, ninguna falta de respeto. El público, el lector, es puesto a prueba en este tipo de textos sutilmente satíricos y es estimado y estimulado por su inteligencia, o cuando menos, por su percepción de lo que en realidad pasa de forma intra y meta textual. O simplemente los autores se pitorrean escribiendo y pensando en la cara que pondremos al llegar al punto final y preguntarnos ¿Qué diablos pretendía con eso este retrasado? Eso también es válido.
No, señores, no. La literatura no tiene que ser tan solemne. Ni la moda. Ni el arte. Ni la arquitectura. Ya nos lo han mostrado muchas veces a lo largo el tiempo las evidencias y errores que nos arrojan el siglo presente, el pasado, y los anteriores registrados.
Hoy en día recorro los aparadores de La Gran Plaza mirando la ropa, tomado de la mano de Alicia. Abundan las tiendas con calzoncitos punketones-edulcorados a rayas black-and-pink, dibujitos manga de kurt cobain que dicen "he´s my boyfriend", "Punk queen", o simplemente, "Call me". Hello Kitty vuelve a cobrar fuerza (al fin y al cabo es una gata), y, como si se tratara de un personaje mítico y esotérico, un pingüino amargado se vuelve popularísimo entre la juventud supuestamente decrépita. Entre los autoproclamados en su supuesto nihilismo, y sin nombrar de quien vino la idea (según ellos de alguna mala banda Emo o cuando mucho Nirvana) veintegenarios de Albert Plá. Veintegenarios de plástico que Albert Plá no odiaría, porque en lugar de eso se retorcería en sus carcajadas al ver la ironía de como todo es desvirtuado, hasta lo que no parece poder ser más satírico e irrespetuoso.
Así pasa, y qué se le va a hacer. De pronto alguien llega y le roba el espíritu a las canciones de Plá. Entonces alguien más llega y hace del punk una moda. Entonces alguien continúa y se toma lo kitsch en serio. Entonces, después de un tiempo, alguien se encuentra con un simple blog tiradero de basura pseudo intelectual-cagadero de neuronas, toma un texto, lo sopesa con una mano... mira su consistencia... levanta una ceja y piensa en que es pegajosito, en que huele mal, toma un pequeño pedazo de la muestra y usando un abate lenguas lo cata. Todo un somelier de los desechos orgánicos. Luego, dice en su ciencia infinita:

-Esto, señor, es una mierda.

¡Claro que es una mierda! Tanto usted lector, como yo, lo sabemos. No se trata más que de una broma de mal gusto, hedionda, divertida para quien quiera hacerla así, un desahogo que no molesta más que al que elige ser molestado por ella. Vamos, una sentencia como "(...) pasé por un momento de sentirme un simple esnob clasemierdero a pensar que era parte del Boheme underground mexicano, siendo que entre uno y otro la diferencia son solo diez años " no puede tomarse demasiado en serio cuando el autor anuncia que quiere ser como los aparentes fracasados que son sus gurús (para aclarar, todo esto, desde gurú hasta los limites del párrafo está lleno de ironías baratas, no se vaya a confundir el aludido, cualquiera que sea su genero sexual), similares a él, solo que con menos tiempo de vida por delante.
El Boheme Underground Mexicano... chiste local y no tanto. Vamos... no necesita más aclaraciones, no es elgo que se pueda tomar en serio. Una bandera de idiomas. Boheme Underground Mexicano.
Me dejaré de niñerías. Que mis textos se defiendan solos o decidan entregarse a su violación en manos de lectores urgidos de una chaqueta mental.

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