Soinluvonlyforfiveminutosmoreok?
Todo pasó rápidamente. Ella era lo suficientemente malcriada, despiadada, irreverente y honesta como para ser la mujer de mi vida. Y yo lo sabía.
-¿Que significa tu nombre?
-Luz que da vida al arcoiris, en arameo.- Me dijo, desdeñosa y altiva.
Ella estaba jugando conmigo, su nombre no era en realidad eso, sino solo una abreviación del verdadero.
La llevé a recorrer todos los lugares conocidos por mi, y luego llegamos a lugares desconocidos: Merendamos románticamente en el desierto último piso de un estacionamiento céntrico, observando el atardecer nebuloso y lleno del ollin que desprendían los escapes de los motores encendidos, ronroneando metros abajo. Comida italiana para llevar, ella marlboro mentolados, yo lucky strike rojos, sentados en el cofre de mi auto color tinto y mirando volar palomas limosneras de un lado a otro. Esperamos a que la ciudad oscureciera y las luces de catedral brillaran, no muy lejos de nosotros. Entonces, hicimos el amor, dentro del auto. Yo soy una persona solitaria, siempre lo he sido. Ella también lo es. Juntos éramos más que dos almas sofocadas que se daban respiración mutuamente; un aire en eterno reciclaje. Éramos sexo. Éramos sadismo. Éramos amor. Éramos humedad sexual entre sonrisas. Reíamos mientras la excitación biológica se hacía presente. Luego nos miramos a los ojos y nos besamos.
Pronto se fue el calor y vino la incomodidad. Tuvimos sexo una vez más antes de que ella se fuera a algún lugar que no conocía a ciencia cierta.
Después la nausea.
Todo pasó rápidamente. Ella era lo suficientemente malcriada, despiadada, irreverente y honesta como para ser la mujer de mi vida. Y yo lo sabía.
-¿Que significa tu nombre?
-Luz que da vida al arcoiris, en arameo.- Me dijo, desdeñosa y altiva.
Ella estaba jugando conmigo, su nombre no era en realidad eso, sino solo una abreviación del verdadero.
La llevé a recorrer todos los lugares conocidos por mi, y luego llegamos a lugares desconocidos: Merendamos románticamente en el desierto último piso de un estacionamiento céntrico, observando el atardecer nebuloso y lleno del ollin que desprendían los escapes de los motores encendidos, ronroneando metros abajo. Comida italiana para llevar, ella marlboro mentolados, yo lucky strike rojos, sentados en el cofre de mi auto color tinto y mirando volar palomas limosneras de un lado a otro. Esperamos a que la ciudad oscureciera y las luces de catedral brillaran, no muy lejos de nosotros. Entonces, hicimos el amor, dentro del auto. Yo soy una persona solitaria, siempre lo he sido. Ella también lo es. Juntos éramos más que dos almas sofocadas que se daban respiración mutuamente; un aire en eterno reciclaje. Éramos sexo. Éramos sadismo. Éramos amor. Éramos humedad sexual entre sonrisas. Reíamos mientras la excitación biológica se hacía presente. Luego nos miramos a los ojos y nos besamos.
Pronto se fue el calor y vino la incomodidad. Tuvimos sexo una vez más antes de que ella se fuera a algún lugar que no conocía a ciencia cierta.
Después la nausea.
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