Bloggeando


Todos están muriendo ahora. Los blogs se olvidan y se tornan vacíos. Blogs de primera, segunda, tercera degeneración, se desvirtúan cíclicamente según el ojo critico de los primeros que se adueñaron de este medio y que ahora, sintiéndose desangelados electrónicamente en el espacio, lo abandonan. No es un fracaso el ocurrido en el sentido de la popularidad que pudieron haber adquirido unos u otros blogs, sino que simplemente quizá el tedio y la cotidianidad, son algo que se ha adueñado de el ya no tan novedoso espacio electrónico.
El espacio del blog es un espacio dedicado básicamente al ámbito underground mexicano, o, mejor dicho, es un espacio del que este se ha adueñado por sencillas y romantiquísimas razones: todos los contraculturales, los underground, los que se pregonan como autores hipermodernos, adelantados a su epoca, los nihilistas, los quejumbrosos de mi generación, las mafias bloguero-literarias y elitistas aún existentes, todos, todos, se han rendido ante la cursilisima idea (si, tambien una hermosa y utópica razón de vivir, de publicar, de expresarse, como no) de tener eso que siempre hemos anhelado, oh si. Nada de “No existe”, nada de “Somos esclavos de...”, y el espacio sobrante rellenarlo con aquello a lo que quiera culpar de nuestra imbecilidad implícita y falta de huevos. No. Tampoco lo contrario. Tampoco danzar por las calles en vestidito ampón de holanes cantando que la vida es bella y que la merde huele a rosas de castilla. Todos los que en este espacio escribimos o tratamos de hacerlo, hemos sido arrastrados por una sola y tonta ilusión infantil: ser igualitos a Mel Gibson, con las greñas mugrosas y rastudas, gritando entre pujidos y gruñidos quesque muy fieras “¡LIBERTAAAAADDD!”, eso si, usando unas bonitas y muy contraculturales botas Dr. Martín, falda unisex a lo Jhonathan Davis y wearing almost nothing, pero eso si, dejando en claro la rudeza (compaginada con el buen gusto, claro está), la sed de sangre (con su respectiva decencia y compasión) y nuestro salvajismo innato, volviendo a nuestros origenes (claro, cuidando de no perder lo chic, y que se nos vea lo culturosos... ¿Qué? ¿Yo esnob? Nah).
Pero ha habido un problema: salieron mal las cuentas. Los que se hospedan ahora en el blog se han dado cuenta de que junto con un gran poder viene una gran responsabilidad. De eso se dieron cuenta cuando hojeaban spiderman. Hoy se han dado cuenta de que con la hermosa libertad del blog, aquella que tanto defendió algún William Wallace cibernético que murió decapitado por un ataque de virus ingleses, viene un gran anonimato. Somos tan libres de publicar... oh si. Pero solo publicamos para unos cuantos. Pa los compas. Casi casi. Y para los fans, seguramente también, ya ven que nunca es bueno dejar al ego desnutrido.
Parece que los blogs de primera generación han perdido su angel. Parece que han sentido ya las restricciones de esta hermosa libertad condicionada. Por mi está bien. Ellos ya tienen donde publicar realmente. ¿Yo? Noticias: parece que también. Espero no volverme un pedante y agarrarme de la manita con mi circulo de amigotes blogstars. Pero quien sabe. Uno nunca sabe. Total: quizá ese sea el camino de la autosuperación.

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