Los dos caminaban por en medio de la carretera desierta que se prolongaba entre la tierra y las luces del sol quemante.
Los dos, tomados de las manos antes ansiosas por encontrarse, ahora arrellanadas la una en la otra, acostumbrandose a la temperatura del otro ser. Amoldandose.
Huidas y encuentros, de eso habían construí­do su história. Ya solo les quedaba la certeza mutua que da la deconstrucción esencial de quien querí­an frente a sí. De la tentativa de vida que se encuentra a su lado. De el anhelo de despertar así­. A veces.
Todo se volvió simple en ese momento, aunque hubiera sido complicada su construcción.
Tan solo eran dos seres buscando al simbiosis y la complementación, el significado, el sentir que ya nunca necesitarían de nada más. La soledad plena.

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