"Poquito a poquito Lucresia se fue muriendo. Decía que era el dolor del pecho el que no la dejaba saborear el color del día, a veces rojo, a veces amarillo, a veces verde. Decía que, si fuese una gelatina tendría una cuchara muy grande enterrada en el pecho.No se trataba de algo sencillo. Una cuchara es una cuchara, pero Lucresia quería a su cucharita, de verdad que si. Le había hecho sentir cosas que nunca nadie... por vez primera en la corta vida de un alimento semi solido, Lucresia había sentido lo que era tener algo dentro, muy profundo, quererlo, abrazarlo y darle un poquito de su todo, pero tambien supo que si lo sacaba, quedaría siempre el hueco, la herida, aunque no se notara."

Veinte minutos despues, el escupeletras seguía triste por su vida y por una analogía a su enfermedad mental mediante un producto de la comida chatarra. Por fin, se hartó y decidió terminar así:

"Lucresia se derritió en la cama del hospital, dejando una mancha roja que las pobres enfermeras nunca pudieron quitar. Así llego a la trascendencia y se le quitó al herida. FIN"

FIN

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