Transcripción textual. Grabadora de mano sony, sujeto no identificado. Fecha desconocida. Encontrado debajo de mi cama.


Mientras, nos miramos a los ojos los unos a los otros, en cámara lenta.
Mientras, la noche avanza, las aves callan, las estrellas apenadas se refugian
tras las nubes adulteradas de la ciudad.
Mientras, dejamos que humo salga bailando, violentado y trastornado,
desde nuestros dedos.
Mientras, dejamos que las botellas, insaciables como siempre,
nos exijan vaciar sus líquidos.
Se nos han olvidado entre alcoholes y risas miserables los poemas; esos que hablan
de alcoholes, y de risas miserables.
Brindamos por nuestra desdicha, y reímos, y escuchamos,
y tememos con furia a la barranca que se acerca.
Y seguimos riendo.
Quizá al final no somos seres tan tristes. Tan solo estamos aburridos.
No hay mas revoluciones. No hay mas movimientos, no hay mas conflictos.
Tan solo hay guerras que no sentimos, vidas condenadas que no vivimos,
malestares infecciosos nos son irrelevantes.
Nos conjugamos en nadas completas
en las que lo perverso es redimido
y lo santo sangra en agua sus pecados.
Cantamos rezos a nosotros mismos,
rogando por la luz y aferrados a la ceguera.
Sabemos que hay cosas que entendemos, y entendemos que no sabemos nada.
Confundidos, sabemos que no podemos elegir en lo absoluto
teniendo el poder para hacerlo
y, lo único que escogemos
es morir con miedo,
ignorando que el miedo nos mantendrá vivos,
inertes,
ausentes.
Somos los seres pensantes, los hacedores de revoluciones,
Los intelectuales que ya no saben hacia donde pensar.
Ya solo nos preguntamos “¿qué es lo que sigue?”
Sabiendo que todo se ha dicho ya.
Somos los seres pensantes, los hacedores de revoluciones.
Confundidos.
La violencia es mas interna que externa y se implosiona en nuestros órganos,
sin saber como gritarla.
Mientras tanto, las moscas siguen bailando entre las costillas de todos muertos.
Mientras tanto, los pechos siguen estallando internamente, amoratados, deshechos.
Mientras tanto, las mentes, necesitadas de estimulantes, drogan la masa encefálica sobrante.
Mientras tanto, seguiremos esperando quien inicie nuestra propia revolución,
nuestra propia resolución vital.
Mientras tanto, pasa todo y se conglomera, sin que suceda nada.
Y lo único que elegimos
es morir con miedo,
ignorando que el miedo nos mantendrá aquí,
inertes,
ausentes.
¿Vivos?

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