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He descendido decenas de veces por los caminos pre construidos de las depresiones estereotipas y los presuicidios dramáticamente fallidos, de los dolores auto infligidos y de las drogas mal suministradas. Me he encontrado con los vicios de la pasión mal hecha y de las dobles caras de la amistad. He visto a los mejores cerebros de mi generación... ser parodiados estupidamente. Los cerebros no valen un carajo cuando carecen de sinceridad y de nobleza, no esa nobleza que habla de príncipes y jerarquías, sino esa que da el honor bien entendido, los buenos sentimientos, el detenerse a pensar en el que se conoce, y en el que no. No soy un alma de dios, estoy muy lejos (y que bueno) de que se me nombre así. Para tal cosa tendría que ser un hipócrita o un estúpido, y aún me queda algo de auto respeto para considerarme dentro de alguna de estas dos proto opciones. A estas alturas... pues creo que no muchas cosas me sorprenderían realmente además de cosas mas corporales. Bueno, y conceptos nuevos. Pero lo que la mayoría de la gente de calle, digamos, un 85 por ciento de las personas que veo pasando día a día por mis pupilas puede ofrecerme, no digo que no sea valioso. Simplemente no me va a parecer nuevo. No estoy a la grado de la iluminación zen; vamos, ni siquiera estoy al grado de la sabiduría. En la sabiduría el individuo ha pasado ya por varios estratos del conocimiento y de la espiritualidad, a tal grado que se comprende todo de tal forma que se ve la vida con nuevos ojos, y todo resulta (maravilla, y lo digo sin sarcasmo) sorprendente de nuevo. No hay que tomar las palabras a la ligera. Sorprendente no significa un malabarista sosteniendo un elefante con la nariz. Sorprendente sería entender como es que una mujer puede amarte. Si, a ti. O como puedes amarlo. Si, a él. Quizá por el momento yo estoy clavado en una corriente post posmodernista negada de la cual no se como salir... sin embargo, soy perfecto, puesto me que me siento signo y síntoma del capital social actual que es y será capaz de cambiar la historia... que digo cambiarla, escribir la historia de la humanidad actual de tal forma que no parezca tan estúpida como lo es. De eso es de lo que se han encargado los capitales sociales aplicados a lo largo de las décadas. Ya lo había dicho muchas veces antes. Soy el gran mediocre. Se de todo, un poco. En nada especializado, en todo... un x, incluso inferior, y... bueno, hay teorías sociales muy bien respaldadas que profesan la necesidad de menos especialistas y mas generalístas ¡Bendita sea la revolución ideológica! Han llegado sus Mesías, mediocres todos ellos. Pero no es así la cosa. Quizá deberíamos de saber todos mucho de todo. A menos de todo lo que nos interesa, y después de eso, encontrar la paz, y ahora si, la sabiduría. ¿La iluminación? Pffff, nooooo, no es o mismo que colorear.
Total... después de este aplatane, de esta ausencia de sorpresas, de amor, de pasión, de todo... ¿que sigue? Las drogas son el nuevo cine, la nueva TV, los videojuegos para adultos, la realidad virtual sublimizada... y yo ya las he probado. No todas, las suficientes. Seguramente como la mayoría de los que pueden llegar a este blog. Y no pienso que haya sido ni el mejor ni el peor camino, sin embrago, aquí estamos todos, en un punto, mas o menos similar... preguntándonos o esperando o que sigue. O el momento en que nos toca actuar y no solo espectadores.
Yo quiero ser el doctor hoffman de alguna mente. Por el momento, no aspiro a mas. Y con os escritos no lo seré, quizá con mis manos, con mis labios, inventar un lenguaje nuevo (o redescubrir uno prehistórico) y volver a la sorpresa y a la sabiduría, aunque sea momentánea.
Necesito ayuda...
He descendido decenas de veces por los caminos pre construidos de las depresiones estereotipas y los presuicidios dramáticamente fallidos, de los dolores auto infligidos y de las drogas mal suministradas. Me he encontrado con los vicios de la pasión mal hecha y de las dobles caras de la amistad. He visto a los mejores cerebros de mi generación... ser parodiados estupidamente. Los cerebros no valen un carajo cuando carecen de sinceridad y de nobleza, no esa nobleza que habla de príncipes y jerarquías, sino esa que da el honor bien entendido, los buenos sentimientos, el detenerse a pensar en el que se conoce, y en el que no. No soy un alma de dios, estoy muy lejos (y que bueno) de que se me nombre así. Para tal cosa tendría que ser un hipócrita o un estúpido, y aún me queda algo de auto respeto para considerarme dentro de alguna de estas dos proto opciones. A estas alturas... pues creo que no muchas cosas me sorprenderían realmente además de cosas mas corporales. Bueno, y conceptos nuevos. Pero lo que la mayoría de la gente de calle, digamos, un 85 por ciento de las personas que veo pasando día a día por mis pupilas puede ofrecerme, no digo que no sea valioso. Simplemente no me va a parecer nuevo. No estoy a la grado de la iluminación zen; vamos, ni siquiera estoy al grado de la sabiduría. En la sabiduría el individuo ha pasado ya por varios estratos del conocimiento y de la espiritualidad, a tal grado que se comprende todo de tal forma que se ve la vida con nuevos ojos, y todo resulta (maravilla, y lo digo sin sarcasmo) sorprendente de nuevo. No hay que tomar las palabras a la ligera. Sorprendente no significa un malabarista sosteniendo un elefante con la nariz. Sorprendente sería entender como es que una mujer puede amarte. Si, a ti. O como puedes amarlo. Si, a él. Quizá por el momento yo estoy clavado en una corriente post posmodernista negada de la cual no se como salir... sin embargo, soy perfecto, puesto me que me siento signo y síntoma del capital social actual que es y será capaz de cambiar la historia... que digo cambiarla, escribir la historia de la humanidad actual de tal forma que no parezca tan estúpida como lo es. De eso es de lo que se han encargado los capitales sociales aplicados a lo largo de las décadas. Ya lo había dicho muchas veces antes. Soy el gran mediocre. Se de todo, un poco. En nada especializado, en todo... un x, incluso inferior, y... bueno, hay teorías sociales muy bien respaldadas que profesan la necesidad de menos especialistas y mas generalístas ¡Bendita sea la revolución ideológica! Han llegado sus Mesías, mediocres todos ellos. Pero no es así la cosa. Quizá deberíamos de saber todos mucho de todo. A menos de todo lo que nos interesa, y después de eso, encontrar la paz, y ahora si, la sabiduría. ¿La iluminación? Pffff, nooooo, no es o mismo que colorear.
Total... después de este aplatane, de esta ausencia de sorpresas, de amor, de pasión, de todo... ¿que sigue? Las drogas son el nuevo cine, la nueva TV, los videojuegos para adultos, la realidad virtual sublimizada... y yo ya las he probado. No todas, las suficientes. Seguramente como la mayoría de los que pueden llegar a este blog. Y no pienso que haya sido ni el mejor ni el peor camino, sin embrago, aquí estamos todos, en un punto, mas o menos similar... preguntándonos o esperando o que sigue. O el momento en que nos toca actuar y no solo espectadores.
Yo quiero ser el doctor hoffman de alguna mente. Por el momento, no aspiro a mas. Y con os escritos no lo seré, quizá con mis manos, con mis labios, inventar un lenguaje nuevo (o redescubrir uno prehistórico) y volver a la sorpresa y a la sabiduría, aunque sea momentánea.
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